Bueno, resulta que, las personas cuando mueren tienen el derecho de ver ese “otro mundo” de la manera en que ellos deseen, aunque otras personas, lo ven de la manera que se lo merecen.
Eh leído un sin fin de obras literarias, por consecuencia eh visto diferentes limbos, pero si bien es cierto nada es real, yo puedo leer todo eso, pero no es cierto, o ¿si lo es?; la respuesta es esta: el escrito, la historia, las imágenes que ves en tu imaginación a la hora de que estás leyendo, es pura y mera ficción, pero el trasfondo del mensaje es real.
Por consecuente, decidí que, yo quiero ser de esas personas que tienen el derecho de escoger su ultimo mundo, ¿por qué?, ¿cómo?, decidí que deseo portarme mejor, ser mejor persona conmigo y con los demás, quererme y adorarme tal cual soy y sobre todo amarme, y amar a las demás personas que están a mi alrededor, esas que depende de mí tanto como yo de ellos. En pocas palabras, ser mejor persona.
Al final, pregunto yo: ¿Qué aprendí de todo esto?
Cualquiera diría que solo aprendí a que debo de ser una niña buena si deseo ir al cielo, pero eso yo ya lo dije, y eso no es realmente lo que aprendí, si no, lo que pienso a hacer. Lo que aprendí yo es, a calmar ligeramente mi gran miedo a la muerte, ese que me deja pensado, ¿Qué va a pasarme a mí?, se que le va a pasar a mi cuerpo, pero no se qué le pasa a mi conciencia ni a mi alma, si es que cuento con eso.
Es por eso que decidí ocultar un poco ese miedo con pensamientos más positivos y esperanzadores como este, y dejar de pensar tanto en el día en que me marche a mi “ultimo mundo”
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